10 enero 2007

Espíritus de los árboles


Foto: N. Cancino

por panginewen


Volando junto al viento, el puma corría seguro y raudo por las espesas selvas que durante milenios cubrieron Malleko; selvas que ya no existen. Dentro de la inmensidad de la selva, cada ser vivo, hasta las rocas, tienen espíritus, masculinos y femeninos.

Su andar era acompañado por viejos pellines que le aconsejaban en su camino:
Abuelo, ¿por qué pasamos hambre, por qué ya no tenemos agua? ¿Por qué esta lleno de malos espíritus?
¿Qué debo hacer?, preguntaba el puma.
- Ten cuidado con los chon-chon, que son los espíritus de los kalku/brujos. Desde siempre han existido los kalku . Solo los Mapuche pueden ver esos espíritus, como los maulen, los dueños del agua en cierta hora se ven. Para los no Mapuche son mitos, son leyendas; para el Mapuche es verdad.

- Esos dueños se enojan si no pides permiso y no compartes algo con el lugar. Siempre acompaña contigo algo de comer y beber. Sientate y comparte con ellos. Así ellos te guiarán y protegerán.
- Si no llevas nada de comer y tienes hambre. No olvides que cuando matas un animal, solo por necesidad, debes cortarle las patas y la cabeza, para que el espíritu que cuida ese ganado, no entre en colera y no maldiga tu camino.

Panginewen sigió su camino, teniendo presente la advertencia de los kuyfykeche/antiguos.

Estar en casa


por panginewen




Norte grandioso,

que atrapas a la gente.

Echándote de menos.

Pero estoy en casa, feliz.



Los Sauces, tierra y gente,

una misma historia.

Dolor, sufrimiento,

en sus venas, en sus caras.



La gente es tan buena,

que aunque le hagan

mil winkadas*,

sigue soportando

las constantes burlas

de un invasor sin alma.



¿Por qué no reaccionan?



La palabra, dicha esta.

* Hacer trampa; engañar a la gente.


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